TELEVISIÓN Y VIDA COTIDIANA: el contexto de ver

Uno de los avances más importantes en el trabajo reciente sobre audiencia ha sido el creciente reconocimiento del contexto doméstico. 0Por necesidad, una vez que uno reconoce lo doméstico, se mueve rápidamente hacia cuestiones de género, dada la significación del género en los modos contemporáneos de organización doméstica. Voy a volver sobre este punto, pero por el momento, déjenme empezar antes que nada, con Ien Ang que:

una audiencia no está compuesta por los agregados de espectadores de un programa específico, podría también estar concebida como un compromiso en la práctica de ver televisión tal como... tales decodificaciones deben ser visas encastradas en una práctica general de ver televisión.

En esta linea, Thomas Lindlof y Paul Traudt han argumentado que:

mucha de la investigación de la audiencia de TV se ha concentrado en cuestiones de por qué la exclusión de qué y cómo. Los académicos han intentado describir las causas y consecuencias de ver televisión sin una adecuada comprensión de que es y cómo se hace.


Como ellos argumentan “ con el objetivo de que muchas de las cuestiones teoréticas sean satisfactoriamente planteadas, déjennos solo contestar un número de preguntas como pre requisito concernientes a que el acto de ver televisión acarrea... necesitan ser planteadas e investigadas. Esto no significa desde ningún punto de vista volver a ninguna noción abstracta de especificidad del medio televisivo, o incluso especificidad del ver televisión como si esta fuera una categoría invariable y homogénea. Sin embargo, es, antes que nada necesario, distinguir el ver televisión como una forma práctica, por ejemplo, ver cine, o incluso, del ver video.

Como argumenta Larry Grossberg:

la sola fuerza e impacto de cualquier medio cambia significativamente cuando se mueve de un contexto a otro (un bar, un teatro, el living room, el cuarto, la playa, un concierto de rock). Cada medio es entonces un término móvil que toma forma en tanto se sitúa a sí mismo, dentro del resto de nuestras vidas. El texto está situado, no sólo itertextualmente, sino también en un rango de aparatos... de manera que uno raramente sólo escucha radio, mira televisión, o inclusive va a ver una película -uno está estudiando, manejando hacia algún lugar, etc.


En la versión de Grossberg del argumento,

la indiferencia de los medios desplaza la problemática de la teoría cultural del codificar... a la del aparato mismo... la televisión vuelve este desplazamiento particularmente obvio y desconcertante -en el sentido de que ver televisión constituye una gran parte de nuestras vidas... debemos notar su integración con las mundanidades de la vida cotidiana, simultáneamente, su constante interrupción y continuidad con otras rutinas diarias.


Como señala Grossberg

uno raramente mira atentamente a la televisión, se permite ser absorbido por el trabajo, echarle miradas distraídas o nos absorbe en nuestro momentáneo humor o posición... la televisión es indiferente para con nosotros (no demanda nuestra presencia, es más, siempre está esperando por nosotros).

De esta forma como él argumenta, necesitamos enfrentar las consecuencias del hecho de que:

los espectadores raramente le prestan atención de la manera en la que los sponsors (o publicitarios) quieren, y hay poca relación entre el hecho de que la televisión esté prendida, o la presencia de cuerpos enfrente de ellas, o inclusive una concentración limitada o una actividad interpretativa investida en ella.

Hermann Bausinger se aproxima al problema del contexto doméstico del ver, desde un ángulo similar, y cita la siguiente observación hecha por un entrevistado: “ A la tarde temprano vemos muy poca televisión. Sólo cuando mi marido está en un verdadero estado de furia. El llega a casa, apenas dice algo y prende el televisor. “ Bausinger nota que muchos analistas de medios podrían interpretar esta acción del hombre como significando un deseo de ver televisión. Sin embargo, como sigue Baisinger apretar el botón no significa “quisiera ver esto” , sino más vale No quisiera ver ni oír nada”. Inversamente, él señala, más tarde, el caso opuesto donde “el padre va a su cuarto, mientras la madre se sienta al lado de su hijo mayor y mira la revista de deportes con él. A ella no le interesa, pero es un intento por establecer contacto.”



Por medio de un protocolo, Bausinger también nos provee provechosamente con una cantidad de puntos a tener presentes en relación con el consumo de medios:

1- Para hacer un estudio significativo del uso de los medios, es necesario tomar diferentes medios en consideración, el conjunto de medios con los que cada uno lidia hoy -el receptor integra el contenido de diferentes medios.

2- Como regla los medios no son usados completamente, no con total concentración -el grado de atención depende del momento del día, de humores, el mensaje de los medios compite con otros mensajes.

3- Los medios son una parte integral de la manera en que la cotidianidad es conducida (por ejemplo, el diario como una parte necesariamente constitutiva del desayuno y las decisiones (de los medios) están constantemente cruzadas e influenciadas por decisiones y condiciones no mediáticas.

4- No es cuestión de un proceso individual, aislado, sino de un proceso colectivo. Aún cuando uno lee un periodico no está realmente solo, tiene lugar en el contexto de la familia, de los amigos.

5- La comunicación mediática no puede ser separada de la comunicación personal directa. Los contactos mediáticos son materiales de conversación.

De manera similar Paddy Scannell ha analizado provechosamente lo que el llama “los modos despejados en que la programación sostiene las vidas, las rutinas, de un día al otro, de un año al otro, de poblaciones entera” Esto es, en efecto, prestar atención al rol de los medios en la misma estructuración del tiempo. Otra conexión oblicua aquí no tiene ningún valor. La perspectiva en la que avanza Scannell está estrechamente relacionada con la insistencia de Bordieu en la materialidad del sujeto, como un organismo biológico existiendo cronológicamente. Esto es para enfatizar el estudio de la organización del tiempo como un foco necesario para cualquier sociología o cultura.
En otro nivel, el interés de Scannell está en el rol de las emisoras nacionales de medios como agentes centrales de la cultura nacional, en la organización del “entorno” de la población en el calendario de la vida nacional. De manera similar, analiza la forma en que las emisoras de medios constituyen un recurso cultural “compartido por millones” y la manera en que, por ejemplo, las series populares muy pasadas proveen un “pasado en común” a todas las poblaciones. Aquí nos movemos más allá del estudio del texto aislado, y al mismo tiempo más allá de cualquier noción abstracta del estudio de la televisión como un flujo “indiferenciado. Mas que echar mano a cualquiera de esas opuestas, pero igualmente inadecuadas posiciones, debemos atender a la producción de la programación televisiva y la manera en que, por ejemplo, como argumentara Richard Paterson; las instituciones emisoras construyen su programación mediante formas que están destinadas a complementar modos básicas de organización doméstica, pero también inevitablemente, después empiezan a jugar un rol activo y constitutivo de la organización del tiempo doméstico.
Esto, entonces, es para avanzar en una perspectiva que intenta combinar cuestiones de interpretación con cuestiones de “usos” de la televisión (u otros medios), una aproximación más comúnmente asociada con una amplia base sociológica del ocio. Esta perspectiva re coloca el ver televisión en el contexto omniabarcativo del ocio doméstico. Dado que la TV es un medio doméstico, se sigue que e modo apropiado de análisis debe tomar la unidad de consumo de la televisión como la familia o la casa más que al espectador individual. Esto es para situar la visión individual en las relaciones familiares en la que opera, y para insistir en que la actividad del ver individualmente sólo tiene sentido dentro de ese marco. Aquí comenzamos a abrir toda una serie de cuestiones sobre las diferencias escondidas detrás del rótulo indiscriminado de “ver televisión”. Es para comenzar a considerar los modos diferenciales de ver realizados por diferentes tipos de espectadores, en relación con diferentes tipos de programas, mostrados en diferentes casillas en la totalidad de la grilla, en relación con diferentes espacios en la organización de la vida doméstica.
Claramente, si consideramos el ver televisión en el contexto de la familia, las cosas se complican bien. En primer lugar, uno no puede tratar al espectador individualmente, como si él o ella fueran un consumidor libre y racional en un supermercado cultural. Para mucha gente (y especialmente para los miembros menos poderosos de cualquier casa) los programas que miran no son necesariamente los que ellos hubieran elegido mirar. En el contexto doméstico de la casa, las elecciones del mirar, muchas veces deben ser negociadas. Más aún esta perspectiva introduce, como una de sus premisas
lo que Sean Cubitt ha llamado “las políticas del living-room”, donde como ella dice “si la cámara te empuja a sentirte envuelto por la pantalla, la familia funciona de tal manera de atraerte hacia afuera”. Esto es también para desterrar el modo en que la TV es habitualmente entendida -simplemente como destructura de la familia. También hay que observar en que la TV es usada por la gente para construir “ocasiones” en torno al ver, en la que varios tipos de interacción pueden ser perseguidos. Esto es también para desechar de que la gente o vive el ralciones sociales, o mira televisión. Mas vale uno debe analizar cómo el ver con las relaciones sociales de la casa.

Sin embargo, una cantidad de puntos se siguen de esto. Tan pronto como uno piensa sobre la TV en el contexto de las relaciones sociales, entonces uno está inevitablemente pensando sobre la televisión en el contexto de las relaciones de poder. Si uno está considerando el contexto doméstico, entonces van a ser inevitablemente, relaciones de género, en particular, esto estará en la mira , dentro de la casa. Esto es introducir todo un conjunto de posibles conexiones y disyunciones entre las relaciones de género y la organización de la vida pública o privada -no solo, el posicionamiento diferenciado de mujeres y hombres dentro del espacio doméstico de la casa. En síntesis, si, para los hombres, su noción de espacio y de tiempo está organizado en torno a a la noción de “tiempo de trabajo” y los “público” – donde lo doméstico es una pausa, para muchas mujeres (aún aquellas que sí trabajan fuera de la casa) los principios fundamentales de organización operan de manera diferente. Para ellas, lo doméstico no es entendido como una esfera de ocio, sino más vale como una esfera en la que todo un fuerte conjunto de obligaciones (domésticas) tienen prioridad y complican e interrumpen cualquier deseo que tenga de mirar televisión.

El trabajo de Dorothy Hobson sobre las complejas modalidades que tienen las mujeres de ver TV, ha explorado alguno de estos puntos; aún cuando no tiene ningún valor la manera en la que las mujeres miran, que se convierte en la categoría “marcada”, y el “problema” de análisis -como opuesto al modo “no marcado” (es es, masculino) de mirar que constituye lo tomado como norma supuesta para la actividad.

En esta línea, también es importante tomar nota del trabajo de Lull sobre los modos de ver Televisión en el contexto doméstico. Uno de los puntos que investiga Lull es la cuestión de Quién es responsable de la selección de los programas en la casa, cómo se dan los procesos de selección de programas, y cómo los roles en la posición de la familia y los modelos de comunicación de la familia influyen esas actividades”. La cuestión en Lull es que las decisiones del selección de programas están mezcladas con las actividades comunicativas interpersonales que implican el status dela relaciones interfamiliares, el contexto temporal y las convenciones comunicaciones basadas en un rol. Aquí nos aproximamos a la cuestión central del poder. Y dentro de cualquier sociedad patriarcal el poder va a ser necesariamente el del padre. Esta perspectiva implica considerar los modos en que las relaciones familiares, como cualquier otro tipo de relacionas sociales, son también inevitablemente relaciones de poder. El hallazgo central de Lull en sus estudio del control de la TV, es que los padres eran nombrados (lo cual no es ninguna sorpresa) mas habitualmente como la persona que controla la selección de los programas de TV.
En esencia, como dice Lull, “el lugar del control en el proceso de selección puede ser explicado primariamente por la posición familiar”. De esta manera, para considerar los modos en los que el ver esta modelado dentro de las relaciones sociales de la familia es. También, inevitable, considerar los modos en el que el ver está modelado dentro de las relaciones de poder y del poder diferencial acordado a los miembros de la familia primariamente en términos de género y edad.

Recorriendo estos puntos sobre la estructura del contexto del mirar doméstico, queda una cierta sensación de que simplemente resultan cosas “que ya sabíamos”, por nuestra propia experiencia de la vida doméstica. Esta insistencia en la importancia de satas consideraciones banales se vuelve difícil por “ser tomadas como presupuesto” -como las rutinas invisibles y las estructura dentro de las cuales nuestras vidas están organizadas. En Gran Bretaña, los resultados de un estudio conducido durante 1985 por Peter Collett, en la que una video cámara fue colocada dentro de los aparatos de TV de un gran número de casa, de manera que proveían filmaciones de las familias mirando TV, tuvo efectos notables para llevar estas consideraciones ala agenda pública de discusión. Ninguno de los que vio los tape podría haber realmente dicho que fue sorprendido por lo que vio -películas de gente sentada en un cuarto con sus espalda hacia el TV, películas de sofás vacíos frente a la pantalla, películas de gente vistiendo a sus chicos, comiendo y discutiendo entre ellos mientras mira de ojito al aparato, etc. Sin embargo, pareciera que fue recién en este punto en el que este tipo de evidencia, como el video tape de estas situaciones cotidianas fue realizado en el contexto de una respetable investigación científica, en un marco de psicología conductista, que fue posible, ciertamente para los emisores, empezar a tener en cuenta seriamente estas cuestiones.

Elaborando estos puntos sobre la compleja naturaleza del escenario doméstico en la que la televisión es vista por su audiencia, no estoy argumentando a favor de ningún tipo de “nuevo optimismo” que nos permitiría permanecer contentos en la segura comprensión de que, porque tantas cosas ocurren al mismo tiempo, nadie presta atención a la TV y en consecuencia no deberíamos preocuparnos por ella. Mas vale estoy intentando cambiar mi punto de partida, de manera que debamos examinar los modos y variedades de atención que son prestadas a diferentes tipos de programas, a diferentes cuestiones en el día por diferentes tipos de espectadores. Es precisamente en el contexto de todas estas complicaciones domésticas que la actividad del ver televisión deber seriamente examinada.



CUADERNOS DE COMUNICACIÓN Y CULTURA Nº 24
“Géneros y Audiencias “

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